Una reflexión acerca de la literatura
La literatura (incluida lo que
propongo llamar la “pequeña literatura” contenida, como conjunto de hipótesis,
escenas y personajes más o menos ficcionales, en el interior de un cuerpo
teórico) presenta, respecto a las teorías que se proponen describir o explicar
el mundo, dos grandes diferencias. Una es que la literatura no trabaja con
situaciones empíricas, sino con estilizaciones que permiten prestar menos
atención a los detalles y más a lo fundamental. La otra es que, precisamente
por eso, la literatura puede adelantarse a su tiempo y ayudarnos a pensar
situaciones que el mundo todavía no presenta. A diferencia de las ciencias
sociales, y a diferencia también de la razón filosófica, que levanta vuelo
―según una imagen célebre― sólo después de las cosas ya pasaron, la literatura
(incluida, insisto, la que eventualmente habita la teoría) no piensa sobre las
cosas hechas, cristalizadas y sedimentadas en la historia, sino sobre las
tensiones vivas de su tiempo, del que se desprenden tendencias o posibilidades
a las que puede atrapar, antes aun de que se concreten, de que se materialicen,
de que se vuelvan realidad social y actualidad histórica, en su ser pura
posibilidad.
Eduardo Rinesi
Fragmento de: Las
máscaras de Jano: notas sobre el drama de la historia, Buenos Aires, Editorial
Gorla, 2009
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