domingo, 28 de abril de 2013

Borges y las repeticiones del destino


La  Trama

Imagen bajada de narrativasdigitales.com
Para que su horror fuera perfecto, César, acosado al pie de una estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Junio Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.

Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, o leerlas): Pero, che! 
Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.

Jorge Luis Borges

Obras completas, Emecé, 1974

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