sábado, 23 de junio de 2012

Galeano y la Memoria




CIERRO LOS OJOS Y ESTOY EN MEDIO DEL MAR

 

Perdí varias cosas en Buenos Aires. Por el apuro o la mala suerte, nadie sabe adonde fueron a parar. Salí con un poco de ropa y un puñado de papeles.
No me quejo. Con tantas personas perdidas, llorar por las cosas sería como faltarle el respeto al dolor.
Vida gitana. Las cosas me acompañan y se van. Las ten­go de noche, las pierdo de día. No estoy preso de las co­sas; ellas no deciden nada.
Cuando me separé de Graciela, dejé la casa de Monte­video intacta. Allí quedaron los caracoles cubanos y las es­padas chinas, los tapices de Guatemala, los discos y los libros y todo lo demás. Llevarme algo hubiera sido una estafa. Todo eso era de ella, tiempo compartido, tiempo que agradezco; y me lancé al camino, hacia lo no sabido, limpio y sin carga.
La memoria guardará lo que valga la pena. La memo­ria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo que merece ser salvado.
Fiebre de mis adentros: las ciudades y la gente, despren­didos de la memoria, navegan hacia mí: tierra donde nací, hijos que hice, hombres y mujeres que me aumentaron el alma.
 

Eduardo Galeano




Texto digitalizado de:
Días y Noches de Amor y de Guerra
Eduardo Galeano
Edición Original: Editorial Laia, Barcelona
Primera Edición en Biblioteca Era: 1983
Segunda edición (Corregida): 2000

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