CIERRO LOS OJOS Y ESTOY EN MEDIO DEL
MAR

Perdí varias
cosas en Buenos Aires. Por el apuro o la mala suerte, nadie sabe adonde fueron
a parar. Salí con un poco de ropa y un puñado de papeles.
No me quejo.
Con tantas personas perdidas, llorar por las cosas sería como faltarle el
respeto al dolor.
Vida gitana.
Las cosas me acompañan y se van. Las tengo de noche, las pierdo de día. No
estoy preso de las cosas; ellas no deciden nada.
Cuando me
separé de Graciela, dejé la casa de Montevideo intacta. Allí quedaron los
caracoles cubanos y las espadas chinas, los tapices de Guatemala, los discos y
los libros y todo lo demás. Llevarme algo hubiera sido una estafa. Todo eso era
de ella, tiempo compartido, tiempo que agradezco; y me lancé al camino, hacia
lo no sabido, limpio y sin carga.
La memoria
guardará lo que valga la
pena. La memoria sabe de mí más que yo; y ella no pierde lo
que merece ser salvado.
Fiebre de mis
adentros: las ciudades y la gente, desprendidos de la memoria, navegan hacia
mí: tierra donde nací, hijos que hice, hombres y mujeres que me aumentaron el
alma.
Eduardo Galeano
Texto digitalizado de:
Días y Noches de Amor y de Guerra
Eduardo Galeano
Edición
Original: Editorial Laia, Barcelona
Primera
Edición en Biblioteca Era: 1983
Segunda
edición (Corregida): 2000
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