El facto y los
poetas
Los
poetas se mueren de vergüenza,
ningún
decreto los prohíbe,
ninguna
radio los calumnia,
los
poetas se mueren de vergüenza.
Alguna
vez, de noche,
se ve
pasar a un poeta con camello,
ubro de
péstalos con crama espaminostas,
lástima, lástima, dicen las vecinas,
porque
era un buen muchacho.
Muchos
de ellos se encuentran sin cojones
en el
momento culminante del cariño:
no es
problema, se escriben un versito
pa' la
posteridá.
Juan Gelman
Gotán, Editorial La Rosa Blindada, 1962
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