EL PORVENIR DE MI PASADO
Eso
fui. Una suerte de botella echada al mar. Botella sin mensaje. Menos nada. Nada
menos. O tal vez una primavera que avanzaba a destiempo. O un suplicante desde
el Más Acá. Ateo de aburridos sermones y supuestos martirios.

Eso
fui. Trabajé como una mula, pero solamente allí, en eso que era presente y
desapareció como un despegue, convirtiéndose mágicamente en huella. Aprendí
definitivamente los colores, me adueñé del insomnio, lo llené de memoria y puse
amor en cada parpadeo.
Eso fui
en los umbrales del futuro, inventándolo todo, lustrando los deseos, creyendo
que servían, y claro que servían, y me puse a soñar lo que se sueña cuando el
olor a lluvia nos limpia la conciencia.
Eso
fui, castigado y sin clemencia, laureado y sin excusas, de peor a mejor y
viceversa. Desierto sin oasis. Albufera.
Y
pensar que todo estaba allí, lo que vendría, lo que se negaba a concurrir, los
angustiosos lapsos de la espera, el desengaño en cuotas, la alegría ficticia,
el regocijo a prueba, lo que iba a ser verdad, la riqueza virtual de mi
pretérito.
Resumiendo:
el porvenir de mi pasado tiene mucho a gozar, a sufrir, a corregir, a mejorar,
a olvidar, a descifrar, y sobre todo a guardarlo en el alma como reducto de
última confianza.
Mario
Benedetti
El porvenir de mi pasado, Barcelona, Santillana Ediciones Generales, S.A., 2003
No hay comentarios:
Publicar un comentario