domingo, 20 de marzo de 2011

María Teresa Andruetto - "El anillo encantado"

El anillo encantado

web.usal.es

Ifigenia tenía el cabello rubio como el trigo y unos ojos más azules que el lago de Constanza.
Caminaba descalza a la orilla del agua.
Era pálida y leve.
Parecía hecha de aire.
El emperador Carlomagno la vio y se enamoró de ella.
Él era ya un hombre viejo y ella, apenas una muchacha. Pero el Emperador se enamoró perdidamente y olvidó pronto sus deberes de soberano.
Los nobles de la corte estaban muy preocupados porque nada interesaba ya a Carlomagno.
Ni dinero
Ni caza
Ni guerra
Ni batallas
Sólo la muchacha.


A pesar del amor, Ifigenia murió una tarde de abril llena de pájaros.
Los nobles de la corte respiraron aliviados.
Por fin el Emperador se ocuparía de su hacienda, de su guerra y de sus batallas.
Pero nada de eso ocurrió, porque el amor de Carlomagno no había muerto.
Hizo llevar a su habitación el cadáver embalsamado de la muchacha.
No quería separarse de él.
Asustado por esta macabra pasión, el Arzobispo del imperio sospechó un encantamiento y fue a revisar el cadáver.
Muerta, Ifigenia era tan hermosa como cuando caminaba descalza junto al lago de Constanza.
La revisó de pies a cabeza.
Bajo la lengua dura y helada, encontró un anillo con una piedra azul.
El azul de aquella piedra le trajo recuerdos del lago y del mar distante.


El Arzobispo sacó el anillo que estaba escondido bajo la lengua.
Ni bien lo tomó en sus manos, Carlomagno enterró el cadáver.
Y se enamoró del Arzobispo.

El Arzobispo, turbado y sin saber qué hacer, entregó el anillo a su asistente.
Ni bien el asistente lo tomó en sus manos. Carlomagno abandonó al Arzobispo.
Y se enamoró del asistente.

El asistente, aturdido por esta situación embarazosa, entregó el anillo al primer hombre que pasaba.
Ni bien el hombre lo tomó en sus manos, Carlomagno abandonó al asistente.
Y se enamoró del hombre.

El hombre, asustado por este amor extraño, empezó a correr con el anillo en la mano, y el Emperador tras él.
Hasta que se cruzó una gitana y el hombre le entregó el anillo.
Ni bien la gitana lo tomó en sus manos, Carlomagno dejó de perseguir al hombre.
Y se enamoró de la gitana.

Pero a la gitana se le cayó el anillo al agua.
Ni bien el agua recibió el anillo en su lecho, Carlomagno abandonó a la gitana.
Y se enamoró del lago de Constanza junto al que Ifigenia caminaba descalza.



María Teresa Andruetto
Nacida en Córdoba




Copiado de un libro que se llama Leer x Leer, (Editorial Universitaria de Buenos Aires) que a su vez fue tomado del libro El anillo encantado, Colección Pan Flauta, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1993


7 comentarios:

  1. DIOS GRACIAS POR LA IMFORMACION :D JAJJAJAJAJAJA ESTABA ASUSTADA PORQUE NO ENCONTRABA ESTA INFORMACION EN NNGUN LADO :? PERO HAY FALTA INFORMACION DE LOS OTROS CUENTOS POR FAVOR PONGAN LOS OTROS SIIII? -.-'

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    1. ajaaa pongan los otros verdad! los necesito urgentemente :O por faaa

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    2. Nos gustaría saber a que tipo de información te estás refiriendo. Porque todos los relatos que ponemos tienen los datos de donde fueron tomados. Agradeceremos que fueras más explícita, por favor. Gracias por comunicarte con nosotros.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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    1. No sé quién sos, lamento que no pueda estar de acuerdo con el vocabulario que utilizás. Si realmente querés decir algo, sobre el texto, la autora, o sobre cualquiera de los que estamos haciendo a pulmón este blog para ayudar a los estudiantes, agradeceremos que tengas el CORAJE de decirlo con otras palabras, y dando tu nombre y apellido. Desde ya, te pido disculpas, si todo ese vocabulario que utilizas, se estaba refiriendo a tu persona, y nosotros los interpretamos mal. Gracias, por ver el blog.

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