
La verdad es la única
realidad
Del otro lado de la reja
está la realidad, de
este lado de la reja
también está
la realidad; la única
irreal
es la reja; la libertad
es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de
los vivos, al
mundo de los muertos, al
mundo de las
fantasías o al mundo de
la vigilia, al de la explotación o
de la producción.
Los sueños, sueños son;
los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino,
el amor y
las flaquezas del amor,
por supuesto, forman
parte de la realidad; un
disparo
en la noche, en la frente
de estos hermanos, de estos hijos,
aquellos
gritos irreales de dolor
real de los torturados en
el ángelus eterno y
siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria,
no supone necesariamente
el presente, pero
pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando,
el cielo, el canto
perdido de un preso,
ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al
tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las
redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de
la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad,
como el coraje y la convalecencia
del medio, ese aire que
se resiste a volver después del peligro
como los designios de
todo un pueblo que marcha
hacia la victoria
o hacia la muerte, que
tropieza, que aprende, a defenderse,
a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces
una mentira, la única
mentira no es siquiera la
traición, es
simplemente una reja que
no pertenece a la realidad.
Francisco Urondo
Cárcel de Villa Devoto,
abril de 1973
Leer x Leer, Editorial Universitaria de
Buenos Aires, 2008 (Tomado de Poemas de
Batalla, Seix Barral, Buenos Aires, 1998)
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