sábado, 4 de octubre de 2014

Orlando Van Bredam

Servicio  de  correos    


Al poeta Elvio Romero

Mi natural desconfianza del servicio de correos me llevó a probar la eficacia del sistema. Me envié cartas a mí mismo para saber si llegaban a tiempo. Nada más particular que la cara del cartero cuando descubría que el destinatario y el remitente eran la misma persona.
En una oportunidad, el texto me resultaba extraño. Supuse que se trataba de una broma de los empleados o de mi vieja costumbre de pensar una cosa y escribir absolutamente lo contrario.
Lo cierto es que nada me proporciona más placer que recibir mis propias cartas. Eso tenía sus ventajas; en primer lugar, nunca había sorpresas desagradables; en segundo lugar, eran líneas sinceras, nunca trataba de engañarme con adulaciones hipócritas, y tercer: en caso de que la carta se extraviara del correo a mi casa, no importaba, ya sabía de que se trataba.

Orlando Van Bredam


Leer x leer, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 2008


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